Según cronicasdelanzarote.es:
Víctimas por partida doble. Tras pasar muchos años trabajando en Lanzarote y Fuerteventura, algunos más de una década, los trabajadores peninsulares que levantaron la economía de la Isla abandonan Canarias para siempre. Al menos cincuenta personas estaban dispuestas a hacerlo este lunes en el barco de Transmediterránea. Pero el barco se fue a la península, y las personas se quedaron en tierra. Y si nadie lo remedia, tendrán que quedarse aquí una semana más, hasta que el próximo lunes el ferry de la naviera con destino a la ciudad gaditana vuelva a hacer escala en Arrecife para recogerlos.
Lo sucedido raya el surrealismo y recuerda las escenas vividas por los pasajeros de Air Madrid en los aeropuertos españoles cuando la compañía aérea, presionada por el Gobierno central, suspendió toda su actividad. Sólo que en este caso la faena a sus pasajeros no lo ha hecho una empresa al borde de la quiebra y de dudosa reputación. Lo ha hecho Transmediterránea, la primera naviera de España propiedad del aún más potente conglomerado empresarial, Grupo Acciona.
Los 86 pasajeros, con cerca de 50 vehículos, esperaban desde primera hora de la mañana la llegada del ferry procedente de Las Palmas que los llevaría a Cádiz. La salida estaba prevista para las dos de la tarde, pero el barco no llegó hasta pasadas las tres. Llegó y al hacer la maniobra de atraque chocó ligeramente con el muro del muelle. Ante este percance, el capitán decidió desistir de continuar con la maniobra y sobre las cinco de la tarde el ferry viró al mar para dirigirse a Cádiz sin subir el pasaje que esperaba en Lanzarote.
Sin ninguna explicación, sin ninguna alternativa, y para mayor gravedad, sin ninguna solución por parte de la compañía, los 86 pasajeros se quedaron boquiabiertos al comprobar que el barco se iba sin ellos. Y mientras tanto, lo único que ofrecían los operarios de Transmediterránea en las taquillas de la compañía era cambiar el billete para la próxima semana. Ni hotel, ni comida, ni siquiera papel higiénico en los baños de la estación marítima. Más de cincuenta personas, al menos una treintena procedentes de Fuerteventura, están abocados a pasar siete días en una Isla donde no tienen casa, ni familia, ni nadie que les pueda echar una mano. Esas cincuenta personas se las encontró un equipo de esta casa en el muelle de Los Mármoles a las once de la noche de este lunes, dispuestos a dormir en el muelle hasta que la compañía ofrezca una solución.
Agrupados en la calle, las 52 víctimas de este abandono por parte de Transmediterránea ya han encontrado una portavoz,
Ana Sabín. Gallega de origen, debe ser la única de los que se han quedado en el muelle que sí tiene casa en Lanzarote. Y aunque por lo pronto sus vacaciones de dos semanas se han visto recortadas en una, se queda en el puerto porque dice “sentir vergüenza” por lo sucedido.
Por si fuera poco, la compañía, ante lo que se le venía encima, llamó a la Policía Nacional, que según los pasajeros llegaron “vestidos de antidisturbios”. “Han llamado a la policía para intimidarnos, para que nos fuéramos como corderitos con el billete cambiado a dormir en la playa los que no tienen medios económicos para pagarse un hotel”, relató Ana Sabín.
Al parecer, también los trabajadores de la compañía echaron mano de las amenazas e intimidación. “
Cierran la oficina y nos amenazan con que si no queremos cambiar el billete será nuestra responsabilidad quedarse sin pasaje el próximo lunes. Y nos mandan mañana a la oficina de Arrecife como última oportunidad para cambiar el billete”.
Cerca de las once de la noche, llega la muelle el consejero de Servicios Sociales del Cabildo,
Joaquín Caravallo. Este diario aprovechó la oportunidad para preguntarle sobre las medidas que ante este despropósito ha tomado y tomará la Primera Institución. De entrada, el consejero deja claro que el Cabildo está en disposición de ofrecer a todas estas personas alojamiento en el albergue de La Santa. El problema es que casi nadie acepta esta oferta. Sólo una mujer con un chiquillo de dos años y otra mujer embarazada han optado irse a un hotel. Además, con dinero del Cabildo, los afectados podrán desayunar el martes por la mañana en uno de los restaurantes del puerto.
Hay quién podría preguntarse porqué estas personas declinan la oferta del Cabildo para desplazarse a La Santa. La respuesta es que no pueden ni mover los coches ni mucho menos dejarlos a la intemperie. “La mayoría de nosotros vamos con la vida dentro del coche”.
En el muelle también están los voluntarios de la Cruz Roja y Protección Civil, preparados para satisfacer las necesidades más básicas de los afectados. En declaraciones a Crónicas,
Sergio Rodríguez Martín, coordinador de Cruz Roja, explicó las medidas a tomar por la ONG. “
Ya que la gente ha optado por pernoctar en la estación marítima les vamos a ofrecer comida, unas mantas y unas colchonetas para que puedan dormir. También les vamos a dar unos paquetes higiénicos y toda la ayuda sanitaria que precisen”.
También es la Cruz Roja la responsable de trasladar al hotel reservado por el Cabildo a una mujer con un niño de dos años, y otra mujer embarazada.
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