Según diariodelanzarote.com:
El Hotel Princesa Yaiza solicitó al presidente del Cabildo, Pedro San Ginés, que apartara a los técnicos de la Oficina del Plan Insular, Leopoldo Díaz y Esteban Armas, del procedimiento seguido ante el Juzgado para intentar la obtención de una nueva licencia.

La petición de la empresa de Juan Francisco Rosa se produjo a mediados de agosto, pero fue la reclamación de la compañía Urena Mountain, solicitada casi mes y medio después, la que se utilizó para apartar a los técnicos de la emisión de informes.
El 18 de agosto pasado, la empresa Hotel Princesa Yaiza SA presentó un escrito de 18 folios, en el que solicitaba a San Ginés que recusara a Díaz y Armas y que, por tanto, no dejase que informasen sobre la solicitud ante el Cabildo de una nueva autorización turística, un trámite fundamental para tratar de conseguir la legalización del establecimiento, declarado ilegal por la Justicia.
En la solicitud de recusación se argumenta que el presidente debe apartar a los dos técnicos de la Oficina del Plan Insular por dos razones:
por “ser o haber sido” patronos de la Fundación César Manrique, que ha pedido la ejecución de la sentencia que declara ilegal el hotel, y por “tener enemistad manifiesta” con Juan Francisco Rosa, administrador de la empresa y “cabeza visible” del establecimiento.
La intención de la empresa de Rosa es conseguir que San Ginés retire a los técnicos, que el 29 de abril emitieron un informe desfavorable que echa por tierra la fórmula planteada para conseguir la legalización del hotel:
obtener del Cabildo una nueva autorización turística para el establecimiento de 660 plazas y, con ella en la mano, pedir al Ayuntamiento de Yaiza otra licencia de obras que sustituya a la declarada ilegal por los tribunales.
Según el estudio de la Oficina del Plan Insular, el Hotel Princesa Yaiza está plagado de irregularidades urbanísticas. Así, incumpliría no sólo la normativa territorial de la Isla, sino que
tiene “un total de cinco plantas” construidas cuando el número máximo permitido para el plan parcial Costa Papagayo es de tres. La letrada que defendió al hotel es Juana María Fernández, esposa del asesor jurídico del presidente, Ignacio Calatayud.
A pesar de que la recusación de la empresa de Juan Francisco Rosa se presentó en agosto, el presidente del Cabildo decidió actuar con otro caso, el del proyecto de hotel de la empresa Urena Mountain, en Montaña Roja (Playa Blanca), entidad representada por el despacho de abogados de Ignacio Díaz de Aguilar, y que también pidió la recusación, pero el 5 de octubre.
Fuentes jurídicas consultadas entienden que la recusación admitida por San Ginés a petición de Urena Mountain, que toma como justificación una sentencia que anuló la adjudicación del Plan Territorial Turístico al urbanista Fernando Prats, que a su vez había elaborado un informe para la Fundación, supone en la práctica que los dos técnicos del Plan Insular quedarán apartados de todos los procedimientos en los que tome parte la FCM.
La empresa de Rosa resalta en el escrito que dirige a Pedro San Ginés que el procedimiento que se sigue ante el Cabildo para conseguir una nueva autorización turística, con la que luego pedir otra urbanística, “
es la llave que conduce a la legalización o a la demolición del Hotel Princesa Yaiza”.
En el escrito insiste en que aparte a los dos técnicos y asegura que “tienen enemistad manifiesta, pública y notoriamente conocida” contra Juan Francisco Rosa. Y pone como ejemplo de esa aseveración que el Cabildo no haya dado luz verde desde 2002 a un campo de golf fuera del núcleo de Playa Blanca, en lo que tilda de “proceder inamistoso”.
La empresa afirma que “
se siente perseguida y maltratada por los responsables de la Oficina del Plan Insular por el asunto de las licencias urbanísticas” y critican que el Cabildo haya hecho públicas las irregularidades urbanísticas detectadas en la página web Legalidadurbanistica.org, asegurando que en la información difundida se cometen errores con “mala fe”.
El escrito presentado por la empresa de Rosa recoge numerosas críticas a la Fundación César Manrique, de tal manera que considera que “la situación en la que se encuentra en la actualidad el hotel”, sin cobertura jurídica alguna al tener sus permisos urbanísticos anulados, está directamente “provocada” por las “actuaciones” de la entidad presidida por José Juan Ramírez.
Además, sostiene que la Fundación se sumó a los recursos planteados por el Cabildo contra licencias hoteleras no porque “fuera necesario anular dos veces una misma licencia, sino, a todas luces, para posteriormente intentar mediatizar cualquier procedimiento que se pudiera articular para resolver el conflicto”.
También se refiere al “conflicto” que existe en la Isla por la anulación de una treintena de proyectos hoteleros y entiende que éste “se prolonga” por “un periodo de tiempo que excede ya de doce años y que ha dado lugar a un enfrentamiento que enrarece, desde su origen, la vida pública de Lanzarote, provocando una radicalización sin precedentes de las posturas opuestas”.
Añade que se “ha generado una extrema judicialización de las actuaciones administrativas”, de la que “se han hecho amplio eco todos los medios de comunicación locales, provinciales, regionales y, posteriormente, sin duda inducidos por alguna de las partes en conflicto, los nacionales y, últimamente, también los internacionales”.