Después de su última visita en 1965, Loly bajó al puerto a ver a Ginés.
Ginés estaba en la boca del muelle esperándola, tieso como una tacha. Menos mal que no había solajero, porque sino no escapa:

Y allí apareció ella, como si de un papamovil se tratara:
Loly: Mira ¿donde está la pensión La Vasca? Es que tengo que ir al baño y allí ya me conocen de la otra vez que vine.

Y se encontró con Gines, después de 59 años sin verse:
Loly: Chacho como está Arrecife que no lo conozco. De lo poco que no ha cambiado eres tu y las bolas.
Ginés: Perdón, ¿como dices?
Loly: Las bolas del puente... Ay mería, como está la gente del puerto.

Ginés: Deja que nos miremos a los ojos y estos simpáticos habitantes nos puedan sacar una foto.
Loly: Bufff, espera que tengo que ir al baño pero ya.
Ginés: Tranquila, que hay tiempo, no olvides que te quedas esta noche y alguna mas...

Loly: Yo por la noche aquí no me quedo. Ahora mismo pido un taxi y me vuelvo a Mancha Blanca.
Ginés: Chacha espera. Con todo el tenderete que te monté y ahora te vas...
Loly: Ginés, saluda de mi parte al Pollo de Arrecife, que estaba todo tieso saludándome y con las prisas no le pude saludar.
Ginés: Pero espera un momento, deja que te explique.
Loly: No me paro que los pies me están matando, como tu solo caminaste 100 metros...
