Según diariodelanzarote.com:
A la espera de que la Revisión del Plan General de Arrecife dilucide el futuro de las pocas bolsas de suelo que quedan en la capital, el Consistorio ha echado mano del planeamiento vigente para hacer realidad la urbanización Maneje II. Al proyecto urbanístico se le han dado algunos retoques porque los redactores se habían olvidado de respetar los cauces de los barrancos. Incluso, el solar cedido al Ayuntamiento para un colegio se situaba sobre una posible vía de agua.
Nueve de las doce manzanas se dedicarán exclusivamente a viviendas residenciales, con un total de 915 dúplex de 118 metros cuadrados de media. Cada casa tendrá su propia plaza de aparcamiento además de 183 plazas adicionales en las zonas comunes. En una de estas parcelas se dejarán 1.836 metros cuadrados para comercios y tiendas.
En cumplimiento de la ley, el Ayuntamiento se quedará con 16.107 metros cuadrados de jardines, 5.490 de zona de recreo y otros 21.597 que podrían ser destinados a viviendas de protección oficial. Habrá sitio para un pequeño parque deportivo, un colegio de tres plantas y 16 aulas, y una guardería. Eso sí, siempre que la Corporación municipal se decida a construirlos.
En la explanada que queda entre Maneje, la circunvalación y la colada del volcán de Tahíche se están poniendo los cimientos de otra urbanización aún mayor, que podría albergar hasta 4.381 habitantes en unas 1.369 viviendas, de las cuales 400 serán de protección oficial. Se abrirán 11 calles y una rambla central, que delimitarán las 20 manzanas previstas.
Nueve de estas parcelas mantendrán un uso residencial y otra se dedicará a la actividad comercial. El Ayuntamiento gestionará el resto. En principio dispone de 16.428 metros cuadrados para dotaciones educativas, 12.000 para instalaciones deportivas, 8.400 para equipamientos sociales y 65.906 de espacios libres.
Por ahora sólo son números y líneas trazadas en una cartografía. Pero en poco serán viviendas, calles, plazas y sus aceras, aunque es arriesgado aventurarlo en Arrecife. Mientras las inmobiliarias ya estarán al acecho, los barrios sin nombre esperan que el capricho popular los bautice. Como siempre ha sido.
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