Fuente canariasahora.com:
Empiezan a resultar ridículas las intervenciones de José Manuel Soria en defensa de las prospecciones petrolíferas de la compañía Repsol.
El ministro de Industria, como ya coindicen muchos, supera con creces el fervor y la pasión con que la mismísima petrolera defiende su negocio, lo que, unido a los antecedentes mercantiles del personaje en cuestión, conduce indefectiblemente a pensar lo peor. Ahí tienen la noticia ofrecida este viernes por el Cabildo de Lanzarote, cuyos técnicos ya deben haber leído el estudio de impacto ambiental hecho público por Repsol y han descubierto que también en materia de riesgos el señor ministro fue mucho más allá que la propia compañía.
Mientras Soria sostiene que el riesgo es nulo, Repsol dice que es “medio”, lo que debería hacer pensar a muchos confiados defensores de la doctrina ministerial que quizás esos respaldos inquebrantables deban ser replanteados. Claro que existe riesgo, como han apuntado los expertos, y riesgo serio, como reconoce Repsol en el caso de una fuga a tan abisales profundidades. No contento con sus sofismas y sus excesos verbales,
Soria ha batido esta semana los más imaginables registros de idiotez asegurando que el petróleo no sólo no espantará al turismo, sino que va a potenciarlo porque con el dinero que se obtenga se van a hacer más hoteles, como en Arabia Saudí. La majadería del personaje, como pueden comprobar, no tiene límites, pero si insiste de manera tan pertinaz debe ser porque cree (o sabe) que hay paisanos que le creen a pies juntillas. Lo malo de esas machangadas es que no tienen fácil contrapeso: a ver cómo podemos explicar a nuestros lectores que en Canarias no se va a quedar ni un duro de lo que pague Repsol en impuestos al Estado español, ni se va a potenciar el turismo. Comparar, además, los ingresos petroleros saudíes con los que puedan producirse por aquí, de producirse, es sencillamente una bobería. Y pensar que los turistas van a venir atraídos por el petróleo equivale a pensar que así lo hacen los que van a La Meca o a Riad. O que los que visitan Arabia Saudí en realidad van a traerse de recuerdo unos barriles para colocarlos en el patio trasero de casa y de ellos ir repostando un tiempo. Aplicando las tesis absurdas de este ministro que nos ha regalado Rajoy (y sus votantes) una marea negra en las costas de Lanzarote y Fuerteventura serán benefactoras para el sector turístico porque al fin y al cabo los hoteles se llenarían de botánicos, geógrafos, geólogos, ingenieros, bomberos, voluntarios y fotógrafos de National Geographic, que acudirían atraídos por la manera negra, un gancho promocional que ni a Rita Martín se le habría ocurrido jamás.
No pasa nada. Incluso hemos recibido críticas, no se vayan a creer.
Que un ministro del Gobierno de España, precisamente el de Turismo, veranee en un hotel declarado ilegal con sentencia firme del TSJC, no tiene repercusión política alguna. Ni siquiera periodística. Que Soria no dimita al perseverar en su postura tan antiestética y antiética desde luego no es noticia. La cara dura que adorna a este señor impediría una decisión que en cualquier otro país serio del mundo sería inmediata e inapelable. Su chulería abunda en la misma posición. Pero que no sea noticia para el resto de periódicos de Canarias es bastante preocupante. Lo fue para nosotros, y no nos bajamos del burro, básicamente por lo dicho: ministro, de Turismo, hotel ilegal, vacaciones… no se concibe en un país que está inmerso en una profunda crisis de valores en la que los representantes políticos se dejan toneladas de credibilidad entre encuesta y encuesta. Un país en el que las autoridades piden sacrificios y persiguen implacablemente al que vulnera las reglas del juego en materia fiscal, en materia laboral y en materia mercantil, no puede permitirse que un miembro de su Gobierno bendiga con su presencia la permanencia en pie de un hotel cuya licencia de construcción fue anulada por ilegal. Y, a mayor abundamiento, concedida y anulada en medio de un tremendo escándalo de corrupción que ha salpicado a instituciones y personajes públicos que tuvieron que ver con la gestión de esa y de otras licencias igualmente condenadas. Claro que es noticia. Porque consideramos que el periodismo también es compromiso con esos valores de ética y respeto a las reglas del juego a la que todos debemos ceñirnos. Desde luego, cada uno es libre de elegir qué ofrece a sus lectores. Los nuestros han respondido masivamente en las redes sociales divulgando al máximo una noticia que en pleno agosto batió todos los récords de tráfico. Seguiremos informando.