Distintos autores tales como Sedeño, Torriani, Marín y Cubas, J.J. Jiménez... nos han legado en sus escritos, testimonios de la que es la gran celebración del Weñesmed. Aunque cada uno de ellos mencione esta celebración con ligeras variaciones fonéticas, todos coinciden en que sin duda, se trata de la principal fiesta de nuestros orígenes. El calendario indígena era un ciclo cerrado y completo, y debido a que contaban el año en doce meses y estos por fases lunares, requerían de nueve días para completarlo, coincidiendo con el 15 de agosto que es el día en que el Sol alcanza su zenit; habiendo además recogido ya su sementera (cosecha), daba esto motivo para la celebración del Weñesmed. "Hacían fiestas por nueve días continuos aunque fuese entre enemigos y hubiesen guerras. Por entonces no peleaban, festejándose unos con otros". El Weñesmed es una tradición "donde el Guanarteme hacia gasto de reses, gofio, leche y manteca, que era todo lo que darse podía. Y que cada cual mostraba su valor haciendo alarde de sus gracias en saltar, correr, (...) luchar y las demás cosas que alcanzaba", además se hacían grandes bailes, convites, casamientos y se arreglaban disputas. Tras la conquista, la iglesia introduce la oración a la Virgen de Candelaria, que recae el 15 de agosto, con la intención de suprimir su esencia, reemplazándola por otra ajena su sentido original. En nuestras manos está el conservar el Weñesmed en su esencia y darle la trascendencia que realmente se merece.
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