Según canariasahora.com:
Han pasado por Canarias estos días especialistas de la compañía Repsol para mantener encuentros discretos y por separado con directores de medios informativos a los que contar la versión de la petrolera respecto de las prospecciones solicitadas junto a las islas de Lanzarote y Fuerteventura. El desconocimiento de los endemismos canarios les condujo en primer lugar a la isla de Tenerife, donde apreciaron que, efectivamente, tanto les daba que les deba lo mismo, o casi, lo que ocurriera allende la provincia con el crudo crudo. Al día siguiente, los enviados de Repsol dieron el salto a Gran Canaria, donde ya empezaron a apreciar el tamaño de la preocupación que se ha instalado en la sociedad isleña ante la decisión del ministro Soria de resucitar el permiso petrolero. Los especialistas de Repsol, uno del departamento de Comunicación y el otro director facultativo de su filial para investigaciones, Ripsa, debieron quedar perfectamente bien informados cuando, al tercer día, o sea, ayer jueves, dieron el salto a la isla de Lanzarote, donde los medios informativos están siendo especialmente beligerantes contra las autorizaciones para perforar a una distancia de entre 10 y 60 kilómetros de las costas isleñas.
Todo ello si es que hay petróleo, que ésa es la primera aclaración que hacen los enviados de Repsol en cuanto se sientan ante el periodista.
“En estos momentos estamos aún en la fase de investigación”, es decir, conocer si hay petróleo, en qué cantidad y de qué calidad. Los trabajos se han limitado a unos estudios sísmicos con barcos especializados que, mediante ondas acústicas, hacen una radiografía del fondo marino. Faltan los sondeos propiamente dichos, es decir, pinchar en la roca para conocer qué hay en esos inmensos huecos que los expertos llaman “trampas”. Por lo tanto, primer desmentido al ministro del ramo: no se sabe aún si hay petróleo, ni mucho ni de calidad, sencillamente no se sabe con certeza. Las prospecciones, de realizarse una vez comprobada la existencia de crudo, se producirían a 60 kilómetros de las costas canarias porque es a esa distancia donde están localizadas las trampas que podrían contener petróleo.
Dada la profundidad marina, de entre 800 y 1.500 metros, no se pueden utilizar plataformas (es imposible anclarlas al fondo) sino sofisticados barcos que mediante un sistema de motores robotizados se mantiene fijo en la misma posición para recibir sin accidentes todo el crudo que, a través de tuberías, parte de unas válvulas clavadas en el fondo mediante robots.
Hechas las oportunas presentaciones técnicas, los expertos sonríen cuando se les pide que precisen la cantidad de puestos de trabajo que podrían generar estas explotaciones petrolíferas en Canarias. Entre 52.000 puestos de trabajo y 5.000, cifras ofrecidas por los dos periódicos grancanarios esta misma semana, los enviados especiales de Repsol se inclinaron por la segunda, y siempre en el caso de que los barcos nodriza se construyan en astilleros canarios.
Por lo tanto, vayan descartando una masiva contratación de personal local más allá de tareas de transporte hacia los sondeos, algún helipuerto que haya que construir y mantener, el avituallamiento y las reparaciones.
Se muestran muy molestos en Repsol con las informaciones sobre los riesgos ambientales que entrañan estas explotaciones petrolíferas en alta mar y sobre las fugas por ellos mismos declaradas. “¿Qué actividad humana no tiene algún riesgo?”, preguntan al periodista casi al unísono. Pero para corregir los que pudieran generarse en un campo de explotación como el que se pretende en Canarias, hablan sin parar de medidas correctoras y de países como Brasil, que explota muchas plataformas que se pueden ver incluso desde la muy turística Río de Janeiro. Y hablan de la seguridad de las explotaciones noruegas en el Mar del Norte, y de la nueva reglamentación que pretende imponer la Unión Europea en 2013. Tratan de manifestarse sólidos en esta materia ambiental, y reconocen vertidos pero ninguno de especial importancia. Pero las garantías totales manifestadas por el ministro Soria están descartadas por completo. Nadie, salvo él, se atreve en estos momentos a prometer riesgo cero.
Y hablando de Soria. Su reciente visita a Argentina para mediar con las autoridades de la república en los días previos al discurso de apertura del ciclo legislativo de la presidenta Cristina Fernández no dio los frutos deseados. El ministro canario de Industria, Energía y Turismo viajó con urgencia para interceder a favor de la compañía Repsol ante los crecientes rumores de privatización por el cabreo de la presidenta Fernández con la petrolera por tensiones laborales y otras tiranteces que empiezan a aburrir a ambas partes. Las gestiones de Soria no debieron fructificar porque solo horas antes de su discurso tuvo que intervenir personalmente el Rey de España, que telefoneó a la presidenta argentina rogándole que dejara aparcadas por esta vez sus ansias nacionalizadoras. Repsol YPF ya anda buscando quien le compre su filial en en ese país.